
La gran mayoría de las indemnizaciones recibidas por accidentes de tráfico están exenta de tributación. Existen casos, aunque marginales en los que no se ajusten a la legislación y haya que declarar la indemnización; o cuando se sustituya por una renta vitalicia que tributarán por el IRPF; o indemnizaciones derivadas de fallecimientos sobre las cuales los perjudicados deberán declarar y tributar por el impuesto de sucesiones correspondiente; de no hacerlo se expondrán a una sanción por parte de la Agencia Tributaria.
¿Tributan las indemnizaciones por accidente de tráfico?
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En principio, las indemnizaciones por accidente de tráfico están exentas de tributación en el IRPF. Así lo establece el artículo 7 de la ley del IRPF, cuando en su apartado d) se refiere, como rentas exentas del IRPF, a las “indemnizaciones como consecuencia de responsabilidad civil por daños personales, en la cuantía legal o judicialmente reconocida”, incluyendo las derivadas de contratos de seguro de accidentes.
Esta normativa responde a la idea de que no existe enriquecimiento en el cobro de una indemnización, ya su finalidad es la de restablecer a la víctima a su estado anterior al del accidente, resarcirla de los daños y perjuicios sufridos. Por tanto, en cierto modo, se entiende que esa suma de dinero no engrosa su patrimonio; sino que lo devuelve al estado en el que estaría de no haberse producido el accidente.
¿En qué casos debo declarar una indemnización por accidente?
Las indemnizaciones por accidente de tráfico están exentas de tributar en el IRPF, siempre que se correspondan con una cantidad reconocida judicial o legalmente. Por lo tanto, incluso las indemnizaciones que sean acordadas de manera extrajudicial, es decir, sin llegar a la vía judicial, al ser ajustadas al Baremo de Accidentes de Tráfico, no deberán ser declaradas en el Impuesto de la Renta de las Personas Física, al ser ajustadas a la normativa legal vigente.
A pesar de ello, y a fin de evitar la apertura de un expediente sancionador por parte de la Agencia Tributaria por no declarar las cantidades recibidas por este concepto, es muy aconsejable contar con el asesoramiento de un abogado experto en la materia que conozca la legislación pormenorizadamente y esté acostumbrado a realizar este tipo de acuerdos, ya que podrá advertirnos de esta circunstancia y de muchas otras, así como valorar cuándo es recomendable acudir a la vía judicial y cuándo no.
Las cantidades obtenidas en vía judicial, siempre están exentas de tributación, ya que han pasado por el filtro judicial y han sido reconocidas aplicando la normativa legal vigente.
Ejemplos de indemnizaciones por accidente de tráfico no exentos
No todas las indemnizaciones recibidas como consecuencia de un accidente de tráfico están exentas de tributación, cuando la víctima del accidente de tráfico fallece a consecuencia del mismo, sus familiares o herederos podrán reclamar la indemnización como perjudicados, quedando dicha indemnización exenta de tributación por el impuesto de la renta de las personas físicas (IRPF), tal y como se infiere del ya referido artículo 7 en su apartado d. No obstante, estas indemnizaciones pasan a integrarse en la herencia; a pesar de estar exento de IRPF, sí tributaría en el impuesto de sucesiones, que variará dependiendo de la Comunidad Autónoma.
Cuando la indemnización por el accidente de tráfico se sustituya por una renta vitalicia o por una renta temporal; dicha renta deberá tributar como rendimientos del trabajo. En resumen, la idea principal con la que debemos quedarnos es que las indemnizaciones por accidentes de tráfico están exentas del IRPF y no hay que declararlas. Sin embargo, si la indemnización excede de lo recogido en el Baremo y se acordó de manera extrajudicial, ese exceso sí tributará; pero se trata de una circunstancia tan residual, que no merece la pena pararse en ella. Cuando se produce el fallecimiento de la víctima en un accidente de tráfico las indemnizaciones que reciban los perjudicados sí que tributan por el impuesto de sucesiones. En cualquier caso, lo más adecuado es contar siempre con el asesoramiento de un abogado experto en la materia para no llevarnos sorpresas a posteriori.